Mario Álvarez López nació en la localidad de San Francisco de Chiu Chiu, provincia del Loa, el 7 de julio de 1943. Su infancia transcurrió en un contexto de precariedad material, que él mismo reconocería más tarde como una fuente de fortaleza y aprendizaje. Esa experiencia temprana consolidó en él un sentido profundo de la disciplina y del esfuerzo.
En 1957 fue admitido en la Escuela Normal de Antofagasta, donde recibió por primera vez instrucción formal en música de parte de Rafael Ramos Vivar y Álvaro Gómez Andrade, este último su primer profesor de violín. En 1958 pasó a integrar la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Escuela Normal de Antofagasta, donde llegó a ocupar el puesto de concertino. Quedó registrado en el 4° puesto de los mejores violinistas que integraron dicha orquesta (1945–1980).
En 1962 se tituló de Profesor Normalista Especializado en Música. Ese mismo año fue invitado por Rafael Ramos para fundar la Orquesta Sinfónica de Antofagasta, iniciativa estimulada por Raúl Bitrán, Vicerrector del Centro Universitario Zona Norte de la Universidad de Chile. La agrupación debutó el mes de noviembre.
Durante sus primeros años de ejercicio profesional desarrolló una intensa actividad, combinando la docencia escolar, la dirección de conjuntos escolares, la enseñanza instrumental y la práctica orquestal. En Chuquicamata dirigió el Coro de la Escuela N°24 de Niñas (1963–1966), creó y dirigió al Coro del Instituto Chileno-Norteamericano de Cultura (1965–1966) y fundó el Cuarteto de Cuerdas de Chuquicamata (1964), donde fue violín primero.
Posteriormente se trasladó a Antofagasta, para incorporarse como profesor de música a la Escuela Grecia Hogar N°35 (D-76), donde se le encomendó la formación del coro. Bajo su conducción, entre 1967 y 1974, este conjunto consiguió una importante proyección como agrupación escolar, por la inusual complejidad de su repertorio. Itineró por diferentes ciudades del país – desde Iquique hasta Valdivia –, se presentó en la Catedral Metropolitana de Santiago, compartió escenario con el Coro Murialdo de Argentina, y estrenó la Misa Luba de Guido Haazen, entre otros hitos destacados.
En ese mismo periodo fue director del Coro de Enseñanza Básica y Orquesta de Cámara Infantil del Colegio Inglés San José (1968) y el Coro de la Escuela Técnica Superior de Antofagasta (1973). Además, participó en la fundación del Centro Experimental Artístico CEA (1969) – actual Liceo Experimental Artístico –, que funcionó al alero de la Universidad de Chile hasta 1973 y fue sede de la primera Orquesta Sinfónica Infantil de la ciudad. Allí dirigió la Orquesta Sinfónica de Segundo Nivel (1970-1975).
La Orquesta Sinfónica de Antofagasta recibió desde sus inicios la asesoría del director Jorge Peña Hen, con quien Mario Álvarez desarrolló un estrecho vínculo profesional y humano. Además de recoger valiosos aprendizajes para mejorar su desempeño como director de agrupaciones infantiles y juveniles, se dejó influir por la visión humanista del maestro serenense, quien veía esta labor como una herramienta para el desarrollo integral de las personas. Esta perspectiva fue decisiva para su visión pedagógica de la enseñanza musical: fortaleció su convicción de que la educación musical debía estar al alcance de todos los niños, niñas y adolescentes. Asumió este principio como una misión que, como sugiere su trayectoria profesional, llevó adelante desde su propio territorio adaptándose a sus condiciones adversas, donde factores como la distancia y la precariedad exigían a cambio creatividad, perseverancia y esfuerzos comunitarios.
A partir de la década de 1970, profundizó su formación con el maestro Humberto Carfi, violinista y pedagogo argentino de renombre internacional. Sus lecciones combinaban precisión en la ejecución con disciplina moral, por lo que además del aprendizaje técnico afianzó sus principios éticos fundamentales: humildad, respeto, la constancia y una actitud crítica hacia los ambientes competitivos que erosionaban el espíritu artístico y atentaban contra el desarrollo humano. De él también adoptó un método de aprendizaje que denominaba “de la espera”. Este consistía en asimilar lenta y metódicamente cada ejercicio y, una vez aprendido, no retomarlo por tres meses para que se consolidara en la memoria cinestésica. Con el tiempo, comprobó la eficacia del sistema y lo aplicó con sus propios estudiantes, transmitiendo con él la paciencia como virtud técnica. Todas estas experiencias fueron sedimentando en su perfil de músico y pedagogo, caracterizado por la aplicación rigurosa del estudio pausado, el desarrollo del oído interno y la autocrítica constante. Esto llevó a que incluso en su madurez, continuara explorando ejercicios técnicos con la misma disciplina de sus años de aprendizaje.
Tras el Golpe de Estado de 1973 fue testigo de la intervención y desmantelamiento de numerosos proyectos culturales y educativos. Su vínculo con la Universidad de Chile y su participación en iniciativas de formación musical inspiradas en el modelo de Peña Hen, lo enfrentaron a un clima de desconfianza y vigilancia. En medio de estas tensiones, en 1975 decidió abandonar el país con destino a Argentina. En la ciudad de Rosario fue aceptado como violín primero en la Orquesta Sinfónica Provincial, donde ejerció por casi un año. El golpe de estado ocurrido en mayo de 1976 generó en el país condiciones semejantes a las que había experimentado anteriormente en Chile. La situación se volvió especialmente compleja para los chilenos residentes, apuntados como sospechosos por el gobierno militar. Abrumado por estas circunstancias, tan similares a las que lo habían distanciado de su país, ese mismo mes de mayo presentó una postulación a la Orquesta Sinfónica de Porto Alegre, Brasil, de la que rápidamente recibió una respuesta favorable. La aceptación le permitió gestionar su salida legal del país y evitar la represión que los militares estaban ejerciendo sobre sus compatriotas.
En julio de 1976 se integró a su nuevo puesto, donde trabajó como violín primero bajo la dirección del húngaro Pablo Komlós (1975-1978) y del brasileño David Machado (1978-1979). Durante su paso por la agrupación llegó a realizar algunas participaciones como solista. También durante esa etapa, en 1978, fue encomendado por la Corporación Cultural 25 de Julio, vinculada con la colonia alemana residente, para formar una orquesta y un coro infanto-juvenil, donde pudo proyectar la labor formativa que había interrumpido al dejar su país.
En 1979 retornó a Chile. Se reintegró a la Orquesta Sinfónica de Antofagasta y se hizo cargo de la dirección del Coro de la Sociedad Yugoslava de Antofagasta (1979-1983). Entre 1979 y 1982 ejerció como Jefe Administrativo de la orquesta y, entre 1987 y 1988, bajo la dirección de Francisco Rettig, fue designado Jefe Técnico de Cuerdas. A lo largo de su extensa trayectoria integrando diferentes orquestas profesionales (1962-1994), trabajó con importantes directores como Jorge Rotter (Alemania), Howard Mitchell (Estados Unidos), John Carewe (Inglaterra), Aldo Ceccato (Italia), Isaac Karavachewsky (Brasil), Pablo Komlós (Hungría), Víctor Tevah (Chile) y Francisco Rettig (Chile).
En 1993, alentado por algunos de sus antiguos compañeros y estudiantes, se trasladó a Calama donde formó parte de numerosos proyectos y volcó nuevamente su actividad hacia el ámbito formativo a través de la actividad orquestal. Destacan en este periodo la dirección de la Orquesta Escuela Francia (1999) y la Orquesta de la Escuela D-49 Vado Topater (2019), la creación y dirección de la Orquesta de Cámara de Calama que posteriormente se instituyó como Orquesta Sinfónica (1995-2006), de carácter intergeneracional, que funcionó al alero de la Corporación Municipal de Cultura y Turismo, Calama. Además, ejerció como Director del Conservatorio Experimental de Música de la ciudad (2017).
En fechas más recientes ha llevado su labor hasta su pueblo natal, San Francisco de Chiu Chiu, donde ha impartido clases de instrumentos de cuerdas a niños y niñas de la localidad.
* Esta biografía se enmarca en el proyecto Fondecyt de Iniciación “Caracterización de una pedagogía musical problematizadora y activista: experiencias en carreras de pedagogía en música” (ANID/11230492).