Víctor Alarcón nació en 1958 en la ciudad de Punta Arenas y creció en un ambiente musical, ya que su padre tocaba banjo y guitarra y su madre cantaba música popular. Ya a los 15 años, Alarcón pasó a integrar el grupo de neofolklore Patagonia Cuatro, muy conocido en su región, con el que grabó tres discos: Patagonia 4 - Canta así (1975), Patagonia 4 - Folkore y Juventud (1976) y Al sur de la tierra (1979). Patagonia Cuatro, conformado por Alarcón junto a Francisco Cresp, Héctor Sepúlveda, Jorge Sharp y Miguel Ángel Soto, ganó en 1975 el Festival de la Patagonia y el Ñandú al Mejor Intérprete con la canción “Cuatrero”, mientras que en 1976 fue reconocido con el Laurel de Oro como mejor grupo folklórico nacional.
A mediados de la década de 1970, Alarcón se trasladó a Santiago para estudiar Pedagogía en Música en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, junto a lo cual se inició en el canto lírico con Mary Ann Fones en el Conservatorio Nacional de la misma universidad. En 1980 Fones comenzó a trabajar en el Instituto de Música de la P. Universidad Católica de Chile, donde fue fundadora de la cátedra de canto, y Alarcón siguió a su maestra a esta universidad. Desde mediados de la década de 1980, Alarcón participó de los conciertos y encuentros de la Agrupación Musical Anacrusa, interpretando y estrenando como tenor solista y como director de ensambles vocales numerosas obras compuestas en Chile (Fugellie 2022). En su vinculación con Anacrusa se refleja el temprano interés de Alarcón de dotar su quehacer artístico de una componente social; en este marco la difusión de la música chilena se conectó con una actitud de resistencia cultural en el contexto político imperante en la década de 1980.
Ya en ese período Alarcón se vinculó con el desarrollo de la música coral, que por ese entonces comenzaba a fortalecerse en Chile gracias a la labor de figuras tales como Guido Minoletti, Mario Baeza y Waldo Aránguiz, los que se transformaron en referentes importantes para Alarcón, destacando especialmente su cercanía con Minoletti. En este contexto, en 1985 fundó el Coro de Estudiantes de la P. Universidad Católica de Chile, con el que a lo largo de su vida realizó una intensa actividad de conciertos, tanto en Chile como en giras a Europa (1992), Inglaterra y Suecia (2000), Argentina (1999, 2005) y Perú (2005). Desde 1985 y hasta su fallecimiento tuvo a su cargo el curso de formación general de “coro” en la misma universidad, a través del cual miles de estudiantes de diversas disciplinas se iniciaron como aficionados en el canto coral. En 1993, Alarcón pasó a ser académico del Instituto de Música UC en el área de dirección coral. A través de los años, Alarcón fundaría otros coros en la Universidad Católica, entre ellos el Coro Adulto Mayor, el Coro de Exalumnos, el Coro de Medicina y otros. El año 2013, estos diversos ensambles se reunieron en un enorme coro en el marco del proyecto “Las Mil Voces de la UC”, que conmemoró el 125º aniversario de la universidad (Flores 2015).
También en el marco de su labor coral, hacia fines de la década de 1980 ingresó como monitor al proyecto Crecer Cantando del Teatro Municipal de Santiago. La iniciativa, nacida en 1984, tuvo por objetivo impulsar el canto coral a nivel escolar, ofreciendo cursos de capacitación para directores corales, tanto en Santiago como a través de monitores que viajaban a visitar a los coros en terreno, a lo que se sumó posteriormente el Concurso coral y el Coro Crecer Cantando, este último establecido en 1993 y conformado por escolares prevenientes de diferentes establecimientos y coros. Desde 1992, Alarcón lideró el programa Crecer Cantando, aportando con su visión pedagógica en torno al canto coral. En una entrevista de 2015, el mismo Alarcón señalaba la relevancia de este proyecto para su propia trayectoria: “Crecer Cantando ha sido la causa más importante de mi vida, porque en su dimensión social y educativa se expresa el sentido más profundo. Junto a Wendy Raby [directora ejecutiva] y muchos colaboradores, hemos sido artífices de una expansión cultural al hacer cantar a más de 300 mil niños y jóvenes y capacitado a 2.000 profesores en 30 años. Esto ha tenido un efecto muy positivo en las carreras de canto y los coros, pero sobre todo en las familias” (Flores 2015).
Además de su intensa labor en la Universidad Católica y en el programa Crecer Cantando, Alarcón participó como cantante del Coro Cámara UC y del Coro Solistas de Santiago, ambos dirigidos por Guido Minoletti. Junto con esto, en la década de 1990 creó dos proyectos musicales propios: el Coro Bellas Artes (1993) y el Concerto Vocale (1998), en los que participó también su pareja, la cantante Andrea Aguilar. El Coro Bellas Artes se conformó principalmente de exalumnos de la Universidad Católica que habían participado de los coros universitarios, además de cantantes de esta universidad y la Universidad de Chile. El Museo de Bellas Artes acogió los ensayos y conciertos del coro, a lo que se debe su nombre. Gracias a la colaboración entre Alarcón y el director orquestal Fernando Rosas, el Coro Bellas Artes realizó periódicamente conciertos junto a la Orquesta de Cámara de Chile, destacando la interpretación de diversos oratorios de G. F. Händel. El Coro Bellas Artes no solamente se restringió al repertorio europeo, sino que también abordó la música latinoamericana y el repertorio del siglo XX, lo que se manifiesta en sus grabaciones del Oratorio de Navidad según San Lucas de Ángel Parra (CD 2000), del Oratorio San Ignacio de Loyola de José Ignacio Tejón (CD 2001) y de Repertorio Coral Latinoamericano (CD 2002), entre otras. Por su parte, el Concerto Vocale consistió en un ensamble vocal más pequeño, nacido en primera instancia en 1998 por el interés de interpretar repertorio barroco de compositores como C. Monteverdi y D. Scarlatti. Con el tiempo, el repertorio del ensamble se expandió hasta la música del siglo XX. La agrupación se presentó en prestigiosos escenarios y festivales nacionales, entre ellos en el Teatro Municipal de Santiago y el Teatro del Lago de Frutillar.
Con su amplia trayectoria de director coral, Víctor Alarcón fue invitado a dictar cursos de perfeccionamiento, talleres y charlas en diversas ciudades chilenas, como también en Argentina, Perú, Cuba, México, España y Estados Unidos. Un último proyecto de Alarcón fue el ciclo “Bach Santiago”, con el que se propuso interpretar la integral de las cantatas de J. S. Bach en Chile. El primer concierto se realizó en la Iglesia Luterana El Redentor de Santiago el 16 de julio de 2018 con Alarcón en la dirección, y contó, entre otros, con la participación del Concerto Vocale y el Cuarteto Surkos. Este ambicioso proyecto refleja el carácter osado y revolucionario con el que sus colegas y amigos lo recuerdan, al estar siempre dispuesto a embarcarse en iniciativas novedosas y desafiantes para el medio chileno. Lamentablemente, un trágico accidente terminaría prematuramente con su vida en septiembre del mismo año, tras lo cual al proyecto “Bach Santiago” ha continuado siendo realizado al alero de la Universidad Católica, en homenaje a su importante legado.