María Elena Bernardita Guiñez Quevedo nace en Carahue el 18 de agosto de 1930, siendo la mayor de tres hermanos: María Elena, Dámaso y Rebecca. Se trasladó a los tres años con su familia a Santiago. Desde muy niña manifestó sus dotes y pasión en el canto, participando a temprana edad en concursos de su colegio. Gracias a su padre, quien desde niña la llevaba al Teatro Municipal de Santiago a escuchar ópera, se nutrió tempranamente de este conocimiento.
Ingresó al Conservatorio Nacional de Música de la Universidad de Chile el año 1952 e inició sus estudios de canto lírico con la maestra Clara Oyuela. Dicha maestra fue su principal guía, la cual siempre estuvo presente en sus recuerdos y fue recordada con estima y admiración. Prontamente, María Elena pudo sobresalir en la cátedra de la maestra Oyuela, siendo elegida por ella misma para participar durante el año 1953 en el intermezzo La serva padrona de G. B. Pergolesi en el rol de la Pastora y en la fantasía lírica en dos partes L'enfant et les sortilèges de M. Ravel en el rol del Ruiseñor, siendo elogiada por la crítica.
El año 1954, a los pocos meses de la muerte de su querido padre, se casa con el pianista, compositor y crítico Miguel Aguilar y se van a vivir a Concepción. Es ahí donde María Elena empieza a hacer clases de canto en la Universidad de Concepción y abandona el conservatorio, pero sigue tomando clases con la maestra Oyuela una vez al mes. A partir de entonces, continuó participando en distintos conciertos en el Teatro Municipal de Santiago y las temporadas del Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile, en repertorios y roles tan diversos como el Friso araucano de Carlos Isamitt (1957), El Barbero de Sevilla de G. Rossini (1966) y Las bodas de I. Stravinsky (1967). En 1958, participa en Carmina Burana de Carl Off con la Orquesta Sinfónica Nacional del Teatro Colón. Junto con eso, participa de diversos conciertos de la Universidad de Concepción, el Teatro de Viña del Mar y otros escenarios.
En el año 1960 viaja a Europa para estudiar en la Academia de Viena y en la Academia Nazionale di Santa Cecilia en Roma. En 1962 se traslada a Colonia (Alemania), donde estudia con la maestra Ellen Bosenius y luego es contratada en el Teatro Municipal de Ulm. María Elena continuó viajando cada cierto tiempo a Colonia para seguir teniendo clases con su maestra. También tuvo participación en otros escenarios importantes de Europa como los de Bonn, Düsseldorf y Colonia. Luego gana el segundo lugar en el XV Concurso de Canto en Bélgica el año 1965. En año 1968 vuelve a emigrar, esta vez a Estados Unidos, específicamente a Indiana, ya que es invitada por su amigo, el compositor Juan Orrego-Salas a hacer clases y estrenar obras de él en el Latin American Music Center, entidad que fundó Orrego-Salas como parte de la Escuela de Música Jacobs de la Universidad de Indiana en la ciudad de Bloomington. Estando en Indiana, María Elena viaja a Nueva York para audicionar y concursar en las clases magistrales dictadas por María Callas en Juilliard School of Music, quedando seleccionada como uno de los 36 cantantes participantes, de más de 380 postulantes. Así, pudo estudiar dos semestres junto a María Callas y ser una de sus estudiantes en calidad de ayudante, formando un vínculo de cercanía y admiración con la diva. En el marco de su estadía en Estados Unidos, en 1969 es invitada a cantar al Hall de las Américas por la Embajada de Chile en Washington, mientras que en 1971 realiza un concierto solista en el Carnegie Recital Hall de Nueva York junto a la pianista chilena Carla Hübner (1971). A esto le seguirían participaciones en Nueva Jersey y en la City Opera de Nueva York, entre otros escenarios norteamericanos, en los que actúa en los años siguientes.
En 1975 María Elena emigra a Buenos Aires, donde hace clases y participa en temporadas de ópera en el Teatro Colón y en el Teatro Argentino de La Plata. Vuelve a Chile acompañada de su marido Juan José Acosta, cantante profesional que participó cerca de tres décadas en el coro del Teatro Municipal de Santiago. En este período, participa en diversos conciertos y roles de ópera (entre ellos, en Norma de V. Bellini en 1987, y empieza a hacer clases de canto en la Escuela Moderna de Música. A su vez, en 1985 transforma en la principal maestra de canto del Teatro Municipal de Santiago, teniendo bajo su formación a los mejores exponentes a nivel nacional. Este cargo duró más de veinte años, hasta el 2009. Desde el año 2009 hasta el año 2015 realizó clases de canto lírico en la Corporación Cultural de Ñuñoa.
Además de su intensa actividad como intérprete, María Elena siempre cultivó constantemente su otro amor, que era la docencia. Enseñaba sin discriminar y con la misma paciencia y dedicación a un cantante profesional y a jóvenes que llegaban con la ilusión de aprender este arte, sin tener conocimiento vocal y/o musical alguno.