Pedro d’Andurain nació en Santiago de Chile en 1926. Su padre provenía de una familia de ascendencia francesa y su madre era originaria de Talca. A los cuatro años de edad se inició en el violín, tocando un instrumento doméstico fabricado por su padre. Reconociendo tempranamente su talento, sus padres lo inscribieron en 1931 en el Conservatorio Católico de Música y Declamación, dirigido por Pedro Valencia Courbis en Santiago. En dicho conservatorio fue hasta 1933 alumno de violín de Enrique Kleiman. Rápidamente d’Andurain se perfiló como niño prodigio del violín. Sus primeras presentaciones públicas en 1932 y 1933 fueron comentadas elogiosamente por la prensa y lo llevaron a diferentes ciudades de Chile, como Talca, Viña del Mar y Valparaíso, donde se presentó en diversos teatros e instituciones culturales. En el marco de estos tempranos conciertos, en 1933 tocó en Talca por primera vez junto al pianista Óscar Gacitúa (1925-2001), oriundo de esta ciudad y solamente un año mayor que d’Andurain.
En 1934 d’Andurain ingresó al Conservatorio Nacional de la Universidad de Chile, donde fue alumno del violinista formado en Berlín Luis Mutschler hasta 1945. Durante el período de sus estudios en el Conservatorio, continuó realizando conciertos de cámara y el 12 de junio de 1939 ofreció su primer concierto como solista con la Orquesta Sinfónica de Chile, interpretando el Concierto en La menor de A. Vivaldi bajo la dirección de Víctor Tevah en el Teatro Real, recibiendo elogios de diversos medios y críticos que destacaron su talento, musicalidad, solidez técnica y seriedad, pese a su corta edad. En esta y otras ocasiones, en su condición de virtuoso precoz, los medios chilenos lo compararon con el pianista Claudio Arrau. En 1944, d’Andurain fue reconocido con el Premio Orrego Cavallo del Conservatorio Nacional como el mejor alumno de la cátedra de violín. Tras culminar sus estudios en dicha institución, el violinista aspiró a perfeccionarse en Estados Unidos. Diversas notas de prensa de 1946 manifiestan esta intención y su infructuosa búsqueda de becas para continuar sus estudios. Ese mismo año Arrau le dedicó elogiosas palabras que fueron publicadas por la prensa. El viaje a Estados Unidos finalmente se materializó en 1947. Si bien d’Andurain no recibió una beca del gobierno chileno, el Presidente de la República Gabriel González Videla le hizo entrega, el 22 de agosto de 1947, de un valioso violín del siglo XVIII, atribuido en algunas fuentes a Paolo Grancino y en otras a Giovanni Battista Guadagnini. La ceremonia pública en el Teatro Caupolicán convocó a 15.000 estudiantes y fue transmitida por cadena nacional de radioemisoras.
Para materializar su viaje a Estados Unidos fue crucial el apoyo del compositor y musicólogo Pablo Garrido (1905-1982), quien lo habría escuchado por primera vez en el Casino de Viña del Mar en torno a 1938, siendo entonces Garrido director musical y gestor de la Orquesta Sinfónica de esta institución. De acuerdo con una biografía inédita de Garrido, escrita por el compositor Fernando García (García ca. 1990), habrían sido d’Andurain, su familia y su maestro Luis Mutschler quienes solicitaron el apoyo de Garrido en la formación del joven violinista, el que contempló clases de historia de la música y del arte y otras materias afines. Paulatinamente, Garrido trabajaría activamente en las gestiones para su estadía de perfeccionamiento en New York, realizada entre 1947 y 1949, y desde entonces asumiría un rol central en la organización de las numerosas giras de conciertos que d’Andurain realizaría en los años sucesivos en diversos países de América Latina y Europa, siendo su compañero y compartiendo con él en estos y otros proyectos. Antes de partir a Estados Unidos, en agosto y septiembre de 1947, d’Andurain y Garrido participaron también en los conciertos de Euphonia. Sociedad Internacional de Música, agrupación independiente enfocada en la difusión de un repertorio internacional del siglo XX y antecesora de la labor del grupo Tonus.
En New York, d’Andurain tuvo clases con Ivan Galamian (1903-1981), violinista de familia armenia nacido en Irán y formado musicalmente en Moscú, quien emigró a Estados Unidos en 1937, siendo conocido como uno de los más influyentes profesores de violín del siglo XX. Además, en 1949 d’Andurain asistió a un “Seminario de Repertorio” en la Mannes School of Music con Georges Enescu (1881-1955), violinista, compositor y también un renombrado profesor de violín. Paralelo a esto, con Garrido y con el compositor panameño Roque Cordero (1917-2008) pudo profundizar en sus conocimientos de armonía, contrapunto, composición, análisis e instrumentación. Entre 1948 y 1949 el violinista contó con una beca de la Grace Doherty Foundation. Su debut en New York consistió en un concierto realizado en el Carl Fischer Concert Hall el 24 de mayo de 1949 y patrocinado por el Consulado de Chile. Junto al pianista chileno Alfonso Montecino (1924-2015), d’Andurain interpretó obras de J. S. Bach, F. Chopin, L. van Beethoven, H. Wienawski, P. de Sarasate y Garrido.
Posteriormente, d’Andurain y Garrido residieron entre 1949 y 1951 en Puerto Rico, donde d’Andurain continuó su actividad de conciertos y dio clases. A esto le siguió una larga estadía en Europa, realizada mayormente en España, de la que se registran numerosos conciertos de música de cámara en Madrid y también en Valencia y elogiosas críticas de prensa. Junto a conciertos en dúos con pianistas, d’Andurain y Garrido desarrollaron también un formato de conferencias-conciertos, dentro del cual la interpretación musical era complementada con comentarios histórico-musicales de Garrido. En este marco, desde 1951 ofrecieron ciclos dedicados a las obras para violín solo de J. S. Bach, a la historia de la sonata para violín y piano a través de los siglos, entre otras.
Tras seis años en el extranjero, en 1953 d’Andurain retornó a Chile y ofreció en mayo dos conciertos junto al pianista y compositor Fré Focke (1910-1989) con obras de J. S. Bach, B. Bartók, F. Poulenc, C. del Campo, P. Hindemith, A. Schönberg, F. Mendelssohn, N. Paganini y Juan José Castro en el Teatro Municipal. La prensa celebró de manera unánime la madurez musical alcanzada por el violinista y destacó sus recientes éxitos en Estados Unidos y Europa. En 1954 ofreció junto a la Orquesta Sinfónica de Chile dirigida por Víctor Tevah el estreno chileno del Concierto para violín de A. Berg. A esto siguió, en 1955, el estreno chileno del Concierto en Re mayor de I. Stravinsky con la misma orquesta. Ese mismo año de 1955 fue miembro fundador de la Orquesta Filarmónica de Santiago (entonces Orquesta Filarmónica Municipal) de la que participó como concertino hasta 1958 y nuevamente entre 1967 y 1970. En su visita a Chile en 1955, el famoso violinista Jascha Heifetz lo escuchó, augurándole un prometedor futuro. En 1956, d’Andurain participó también en los conciertos de música contemporánea chilena organizados en la P. Universidad Católica de Chile.
Pese a su desempeño como músico orquestal en Chile, d’Andurain continuó realizando giras internacionales junto a Garrido. Así, entre 1956 y 1957 se presentó en diversas ciudades de Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador. En Perú, en 1957 Garrido y d’Andurain realizaron cursos-conciertos sobre las sonatas para violín solo de Bach. En ese mismo viaje, d’Andurain interpretó el ciclo integral de las sonatas para violín y piano de Beethoven junto al compositor Édgar Valcárcel (1932-2010) en Lima. La siguiente gira latinoamericana de d’Andurain incluyó por primera vez a Centroamérica. El largo viaje de d’Andurain y Garrido se extendió entre agosto de 1958 y abril de 1959, abarcando a Perú, Colombia, Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Ecuador. El repertorio de esta gira fue amplio y variado, incluyendo música de cámara y participaciones como solista en conciertos sinfónicos. Cabe destacar que d’Andurain interpretó también obras latinoamericanas, integrando compositores de los países invitados, por ejemplo de Humberto Cano en Honduras (1959). La gira nuevamente contó con conferencias-recitales a cargo de Garrido, d’Andurain y pianistas locales. Un ejemplo fue la conferencia-concierto “La Música de las Américas” ofrecida en Ciudad de México en 1959, con obras de R. Cordero, A. Sas, C. Guarnieri, W. Kroll, M. Ponce y Garrido. Durante la gira, d’Andurain pudo conocer al afamado cellista Pau Casals (1876-1973) en Puerto Rico, quien destacó su talento. El periódico El Comercio de Quito publicó la reproducción de un retrato del violinista realizado al óleo por el conocido pintor Oswaldo Guayasamín. Por su parte, el crítico musical Paul Hume publicó en The Washington Post (7 de octubre de 1958) una excelente crítica de su concierto de apertura de la temporada de la Unión Panamericana en Washington, que posteriormente fue reproducida en otros medios. En 1961, d’Andurain nuevamente se presentaría en esta temporada, realizada en Washington en el Hall of the Americas.
De regreso en Chile, d’Andurain recibió en 1959 el Premio de la Crítica y continuó ofreciendo conciertos en diversas ciudades de Chile y conferencias-conciertos con Garrido. En 1957 y 1961 ofreció clases de violín en las escuelas de temporada de la Universidad de Chile en Valparaíso y Temuco, respectivamente. Entre 1962 y 1963 fue concertino de la Orquesta Filarmónica de La Serena y profesor de violín del Conservatorio Regional de la misma ciudad, entonces dependiente de la Universidad de Chile. A lo largo de la década de 1960 continuó presentándose como solista en conciertos orquestales con las Orquestas Sinfónica y Filarmónica de Chile, interpretando conciertos para violín y orquesta de Stravinsky, Beethoven, Shostakovich y otros compositores. Entre 1967 y 1970 retomó su función como concertino de la Orquesta Filarmónica, para pasar entre 1970 y 1972 a ser concertino de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, ciudad en la que también dio clases de violín en la Escuela de Música. Si bien no se cuenta con documentación sobre sus viajes de 1967, es posible afirmar que en ese año d’Andurian fue invitado por los gobiernos de Inglaterra y Francia y recibió también una beca de estudios artístico-culturales, de dos meses, por parte de la embajada de la URSS. De acuerdo con algunas reseñas, en su gira por la Unión Soviética – probablemente en 1968 – fue condecorado en el Conservatorio de Moscú y apareció en programas radiales y de televisión. Finalmente, en 1973 d’Andurain se integró como concertino a la Orquesta Sinfónica de Chile, función en la que se desempeñó hasta su prematura muerte, provocada por una hemorragia interna, en mayo de 1974.
A lo largo de su carrera, d’Andurain fue elogiado por figuras centrales de la vida musical de su tiempo, tales como Jascha Heifetz, Pau Casals, Claudio Arrau, Aaron Copland, Henry Cowell, Fritz Busch y Heitor Villa-Lobos, entre otros. Como intérprete, destacó por dominar un repertorio diverso, que incluyó desde la música barroca hasta la música del siglo XX, destacando numerosas obras de compositores latinoamericanos, entre otros de Garrido, J. J. Castro, J. C. Paz, Villa-Lobos, además de españoles como J. Rodrigo, C. del Campo, J. Turina, M. de Falla, etc. Junto con esto, fue responsable del estreno chileno y en general de la interpretación en Chile de numerosos conciertos para violín y orquesta. Junto a conciertos clásico-románticos de W. A. Mozart, Beethoven, Paganini, Mendelssohn, Brahms y Bruch, interpretó también clásicos del siglo XX, escritos por Schönberg, Berg, Bartók, Stravinsky, Shostakowich, Britten y otros compositores. Como músico de cámara, ofreció centenares de conciertos, destacando en Chile su colaboración con los pianistas Carlos Oxley, Eliana Valle y Elvira Savi. Con Garrido realizó numerosos conciertos de corte pedagógico y es muy posible que su cercanía con el compositor y musicólogo haya potenciado su interés por la música contemporánea chilena y latinoamericana. Por último, cabe destacar que d’Andurain realizó grabaciones para los sellos Capitol (Estados Unidos) y Odeón (América del Sur) y sin duda sería interesante acceder a sus numerosas grabaciones para programas radiales y televisivos, realizados en diversos países del mundo.