Oyuela, Clara

Datos Personales
Nombre Completo: Clara Inés Oyuela Supervielle
Nacimiento y muerte: 27/02/1907, Buenos Aires, Argentina
04/04/2001, Santiago de Chile
Informaciones familiares: Madre: Marie Theresse Supervielle Beyey
Padre: Juan María Oyuela
Tío: Calixto Oyuela
Hermanos: María Elena, María Esther, Alberto y Juan Amadeo
Pareja:
Humberto Lanz (1935-1936)
Mario Morel Garretón (1947-1955)
Información Profesional
Profesión: Cantante, profesora de piano
Instrumento / registro vocal: Soprano
Estudios: Ca. 1978 Titulación en Programa del Ministerio de Educación de Chile

1940-1944 Alumna de canto de la cantante francesa Jane Bathori, Buenos Aires, y colaboración con su pianista Jacqueline Ibels

1937-19?? Alumna de Editha Fleischer, Escuela de Ópera del Teatro Colón

1931-ca. 1936 Alumna de canto de Ninon Vallin, París

Estudios musicales, Conservatorio Argentino de Música, Buenos Aires

1914-1920 Colegio del Sagrado Corazón de Buenos Aires
Trabajo(s): 1982-1995 Profesora de canto en el Teatro Municipal de Santiago

1949-1972 / 1974-1981 Profesora de canto y Directora del Curso de Ópera, Conservatorio Nacional de la Universidad de Chile

Desde 1937 Solista recurrente del Teatro Colón, Buenos Aires
Premios y distinciones: 1998 Medalla de Honor Claudio Arrau

1998 Incorporación como miembro a la Academia Argentina de Música

1997 Premio Críticos Musicales de Argentina por su trayectoria

1958 Premio Paysser a mejor cantante

1957 Premio del Círculo de Críticos de Arte

1955 Premio Paysser a mejor cantante
Biografía
Clara Oyuela Supervielle nace el 27 de febrero de 1907 en un Buenos Aires políticamente turbulento, aunque en una familia privilegiada. Comienza su educación musical en casa, como parte de una crianza estricta y conservadora impulsada por su padre, Juan María Oyuela, Comisario de Órdenes de la policía bonaerense, quien sostenía la convicción de que sus hijas mujeres debían aprender el piano y el canto como parte de sus labores. A los 13 años deja su educación escolar privada para educarse con una institutriz en casa. Este nuevo formato de educación le permitió ahondar en el estudio de la música, comenzando con la guitarra clásica bajo la guía de Domingo Prat, paralelo a sus estudios en el Conservatorio Argentino de Música, dirigido por Edmundo Pallamaerts, donde aprende violín con Andrés Gaos Berea, para luego estudiar piano con Pallamaerts.

En 1921, tras la trágica muerte por tifus de su hermano Alberto, la familia Oyuela-Supervielle realiza viajes con mayor frecuencia a Francia, permitiéndole a Clara dominar el francés y comenzar a estudiar con la famosa soprano Ninon Vallin, desde 1931. Así, comienza el estudio de la voz con dedicación exclusiva y disciplina, mostrando una facilidad para el repertorio europeo en francés, idioma que domina tras sus recurrentes viajes. Oyuela dedica todo su tiempo al estudio de la voz, prestando especial atención al rol del cuerpo como elemento estético en el arte lírico. Su interés en estudiar cada fenómeno vocal, cada papel que interpreta y cada elemento que compone su práctica es una cualidad característica de la cantante, que le permitirá formar a sus alumnos y alumnas con un gran dominio en cada aspecto que constituye el cantar. En 1932, tras la partida de su maestra a Francia, Oyuela viaja a París para continuar sus estudios junto a Vallin, donde tendrá la oportunidad de participar en el elenco de La mesa verde de Kurt Jooss. El 6 de diciembre del mismo año, Clara es invitada a cantar en la Gala Argentina para el encuentro del Comité France-Amérique, que le valdrá elogios por su dominio de la técnica vocal y por sus habilidades como guitarrista.

Tras tres años de intenso estudio, Clara conoce a Humberto Lanz, con quien se casa y regresa a Buenos Aires, hasta 1936, año en el que fallece su padre. Ninon Vallin regresa a Buenos Aires y Clara se une al elenco del Teatro Colón, donde hará su debut como parte de Il Trovatore en 1937. El mismo año se establece la Escuela de Ópera del Teatro Colón, instancia que le permite a Oyuela tener clases con la alemana Editha Fleischer, quien fue fundamental en la formación de la soprano argentina. Su paso por el Colón le vale una brillante participación en incontables producciones operísticas como Carmen, La Bohème, Madama Butterfly, entre otras, que resultan en críticas excelentes. Si bien la versatilidad de la cantante le permite encarnar cualquier personaje con facilidad, se destaca en particular al interpretar el repertorio francés, por fluido manejo del idioma. Tras el éxodo masivo producto de la ocupación nazi, la llegada de múltiples artistas europeos a Sudamérica trae consigo a la mezzosoprano Jane Bathori, quien se convertiría en la tercera maestra fundamental de Clara. Asimismo, la pianista de Bathori, Jacqueline Ibels, se convertiría luego en pianista de Oyuela.

La participación recurrente de Clara en producciones operísticas del Colón, tanto en papeles protagónicos como secundarios, construyen una reputación que la posiciona como una artista lírica de excelencia, exhibiendo elegancia, inteligencia y seguridad en cada presentación. Si bien su rol como Melisande en la ópera de Debussy le valió numerosas críticas postivias, al igual que al estrenar la ópera Érase un rey del chileno Juan Casanova Vicuña, la obra que consagró a Oyuela como una de las sopranos más relevantes durante los 1940s fue Jeanne d’arc au bucher (Juana de Arco en la Hoguera) de Arthur Honegger, presentada en el Teatro Colón bajo la dirección de Erich Kleiber. El mismo año, estrena obras para voz de Carlos Guastavino, en ese entonces un compositor desconocido, con quien estableció constante colaboración para el estreno de sus obras en general. Oyuela es aclamada no solo por la emocionalidad de sus interpretaciones, sino que también por su impecable técnica para lograr el timbre claro que la caracteriza, algo que es resultado de su disciplinado estudio de la voz.

El año 1947 no solo es intenso y significativo musicalmente, sino que también introduce a Mario Morel Garretón a la vida de la soprano. El empresario chileno llega a Argentina con motivo de visita a su amigo Carlos Guastavino, gracias a quien conoce a la cantante y comienzan una relación. Contraen matrimonio en 1948, año en el que René Amengual le ofrece a Oyuela crear un curso de ópera en el Conservatorio Nacional entonces dirigido por él en la Universidad de Chile, con el fin de promover la lírica chilena. A instancia de las políticas de Domingo Santa Cruz se forma el Curso de Ópera del Conservatorio de Música del Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile. Oyuela decide dedicarse de lleno a la formación de una escuela lírica en Chile, despojándose de la esperada carrera como estrella operística que se esperaba podría haber hecho en Chile, aunque sin dejar de cantar ocasionalmente. De esta forma, no es considerada como cantante en las producciones del Teatro Municipal de Santiago, a pesar de su talento, salvo en contadas ocasiones. En 1949, monta sus primeras producciones con alumnos de la Universidad de Chile: La Serva Padrona de G. B. Pergolesi y L’Enfant Prodigue de C. Debussy, con un éxito sin precedentes, siendo estas presentaciones descritas por la crítica como una renovación para la escena lírica chilena.

Su incansable trabajo como formadora, sumada a las exitosas producciones realizadas junto a su Curso de Ópera, le permiten a Clara Oyuela continuar organizando nuevos proyectos, además de presentarse en ellos como cantante. A pesar de haber puesto el foco de su carrera en la enseñanza del canto, en 1955 y 1958 se le otorga el Premio Preysser como mejor cantante, producto de su intenso trabajo operístico y, en 1957, el Premio del Círculo de Críticos de Arte, por sus Ciclos de Lieder alemanes. Tras años de permanencia y éxito en Chile, Oyuela solicita la nacionalidad chilena en 1960, que se le concede rápidamente. La incesante labor musical de la cantante la lleva a colaborar con músicos de otros géneros, como con Francisco Flores del Campo, quien le pide asesoría en la composición de La Pérgola de las flores, orquestada por Vicente Bianchi.

Oyuela pone fin a sus actuaciones de concierto, reemplazándolas por más apariciones de cámara durante los 1960s. De esta manera, su foco profesional se centra en la pedagogía, en la que destacó como formadora de figuras clave de la lírica chilena que desarrollarán carreras internacionales y de amplio reconocimiento. Entre muchos otros, sus alumnos incluyen a Olinfa (después Claudia) Parada, Teresa Orrego, Ruth González, Miguel Concha, Hernán Würth, Emilio Chaigneau, Laura Krahn, Hanns Stein, Carmen Barros, Angélica Montes, Teresa Orrego, Sylvia Soublette, Sylvia Wilkens y Mary Ann Fones. Durante los revolucionarios 1960s, tras la salida de Domingo Santa Cruz de la Universidad de Chile, los alumnos y alumnas de Oyuela gestionan su expulsión del Conservatorio Nacional, con la justificación de un mal temperamento y formas decimonónicas en los métodos de sus clases. La partida de ambas figuras responde a cambios sociales que convierten en obsoleta la pedagogía de antaño y una Reforma Universitaria con gran compromiso de parte de los y las estudiantes. Este evento significaría uno de los momentos más dolorosos en su carrera y nunca lo superaría.

A sus 65 años se jubila y regresa a Buenos Aires en 1972, donde realiza actividades vinculadas a la ópera, además de viajar a Alemania a visitar los teatros de ópera. Dos años más tarde, vuelve a Chile por invitación de Elena Waiss, en el período de dirección de la pianista de la sede Norte de la Facultad de Ciencias y Artes de la Universidad de Chile, retornando así a la docencia en la institución. Así, asume las cátedras de Canto Superior y Extensión de la Ópera. Por asuntos de burocracia relacionados al sueldo recibido, Oyuela debe inscribirse en un programa del Ministerio de Educación para completar su educación, que había sido privada durante su niñez en Argentina. Esta situación la lleva a obtener su título a los 71 años, hecho no cambió su estatus de sueldo.

En el año 1982 se une al Teatro Municipal de Santiago para hacerse cargo de la preparación de los cantantes operáticos. Durante esta década, el Teatro Municipal había ya hecho un intenso trabajo para establecerse en la escena lírica, sin embargo, aún no llegaba al punto de posicionarse a un nivel de excelencia reconocido internacionalmente. Diversas organizaciones lograron establecer el arte lírico como un imperativo cultural, adquiriendo mayor financiamiento de privados y el estado. En 1967, con Un baile de máscaras de Verdi, dirigida por Antón Guadagno, se alcanza un nuevo nivel de producción nunca antes visto en Chile. Asimismo, la restructuración de los organismos que integraban los elencos y producción permitió que se estableciera una organización más eficiente. La producción de La Bohème, de la que estuvo a cargo Clara Oyuela, y que fue integrada por un elenco enteramente nacional, fue una nueva hazaña en el establecimiento de la nueva escena lírica.

Tras el golpe militar de 1973, el Teatro Municipal se mantuvo funcionando con un presupuesto escuálido y con poco público debido a constantes disturbios. La Sociedad de Amigos de la Ópera cumplió un rol fundamental en la mantención del nivel de la temporada, aunque la conformación de la mesa que definía las producciones pocas veces le dio a Oyuela oportunidad de montar una producción. En 1982, se crea el Coro Profesional de la Corporación Cultural de la Municipalidad de Santiago, a cargo de Klastornik, aunque Clara es incorporada posteriormente, imponiendo sus ideales de extrema disciplina y exigencia. Continúa paralelamente trabajando en el rol de preparadora de cantantes corales y de cantantes en roles protagónicos para las modalidades “Estelar” e “Internacional” de la Temporada del Teatro. Con el retorno a la democracia, el Teatro Municipal continúa con Oyuela en los mismos cargos. A partir de 1993 y ya hacia 1995, la soprano comienza a tener problemas con la administración de la institución, lo que culmina con su renuncia.

El 2 de abril de 2001, a los 94 años, Oyuela se encontraba en actividades pedagógicas cuando se produjo un incendio en el edificio en el que se encontraba, lo que le provocó una quemadura generalizada del 85% de su cuerpo. Este evento marca un trágico fin a la vida de una estudiosa cantante, pedagoga e impulsora de la lírica y las artes en general, quien fue homenajeada tanto en Argentina como en Chile tras su partida.
Fuentes
Bibliografía: Patricia Díaz-Inostroza, Clara Oyuela y el arte de cantar. Santiago: Ediciones Memoriarte, 2017.

Hanns Stein, “In Memoriam. Clara Oyuela (1907-2001)”, en: Revista Musical Chilena 195 (2001), p. 113.
Discografía: Clara Oyuela, Técnica y arte del canto, El Francotirador Ediciones, 1997.

CD doble Clara Oyuela, Recopilación de grabaciones en vivo. (Mozart, De Falla, Honegger, Schumann, Strauss, Wolf, Guastavino, Ravel, Fauré). Edición Gustavo Rapetti/Graciela Nobilo. Buenos Aires, 2000.

LP Clara Oyuela, RCA Víctor, Sello Rojo 10-1261, 1947. Se equivocó la paloma – Canción (R. Alberti; C. Guastavino); Por los campos verdes – Canción Juana de Ibarbourou (C. Guastavino); Cita-Canción (C. L. Varela; C. Guastavino).

Diversas grabaciones del Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile, publicadas por RCA Víctor (s/f.). Entre otras, de Orrego-Salas, Gabrieli y Bonocini).
Imágenes
Retrato Clara Oyuela 1948
Datos de la Investigación
Autor/a: Constanza Toledo
Última actualización: 01/09/2022
Cómo citar Constanza Toledo, “Oyuela, Clara”, en: Intérpretes y Conciertos Doctos en Chile
http://basedeconciertos.uahurtado.cl/public/bio/5
(Última actualización 01/09/2022)
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